martes, 8 de septiembre de 2015

La hija de la criada (Barbara Mutch)


Bárbara Mutch, nacida en Sudáfrica, pero de ascendencia irlandesa, pone su amor a la naturaleza africana y a la música, al servicio de su buen hacer literario. Nieta de emigrantes irlandeses que llegaron a Karoo a principios del siglo XX, ha podido extraer de las vivencias familiares argumento suficiente para este libro.

En 1930, en la región de Karoo en Sudáfrica, nace en Cradock House Ada Mabuse, hija natural de la mujer negra que trabaja en la casa como sirvienta para la familia Harrington de origen irlandés y de raza blanca. A pesar de las diferencias raciales y el inconveniente de tener una madre soltera a su servicio, la señora Harrington acoge a ambas como parte de la familia haciendo todo lo posible por dar una educación a Ada y potenciando sus dotes naturales para la música. No todos en la familia Harrington se comportarán de igual modo, así mientras la señora y el señorito Phil muestran un amor incondicional hacia Ada y su madre, la señorita Rosemary y el señor Edward no ocultan su desprecio hacia ellas. Con todo, la inestable armonía que reina en la familia se verá truncada cuando, la Segunda Guerra Mundial, el apartheid y los pecados personales de alguno de los protagonistas, entran en escena.

Con una visión realista y a la vez serena y sencilla ante los acontecimientos ocurridos en Sudáfrica durante el siglo XX y que apelaron a las conciencias occidentales para solucionar lo que supuso la vergüenza del apartheid durante tantos años, Bárbara Mutch ha logrado una novela realmente conmovedora, evitando dramatismos gratuitos y siempre con una puerta abierta a la esperanza. Con un lenguaje fluido y razonamientos simples pero inteligentes, la autora consigue unos personajes muy bien definidos con reacciones contrarias ante circunstancias similares: generosidad y egoísmo, amistad y traición, conflicto y paz, plasmando un abanico de matices dando lugar a un sinfín de posibilidades. Una novela que es un canto a la esperanza, a la reconciliación con uno mismo, con los demás y con Dios, y todo al hilo de la maravillosa música arrancada por Ada a las teclas de un piano.

Ninguna persona a la que he recomendado este libro ha quedado defraudada. Espero que os guste.

Páginas: 432

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