sábado, 3 de octubre de 2015

Bajo un árbol milenario (Vaddey Ratner)


Vaddey Ratner nació en Camboya, Indochina, en 1970. Con 16 años logró refugiarse en Estados Unidos huyendo de la dictadura de Pol Pot. Con esta novela intenta rememorar su propia experiencia en lo sucedido en aquella época. Ahora es doctora en Historia de Asia por la Universidad de Cornwell, y su novela Bajo un árbol milenario ha sido reconocida ampliamente por la crítica.

Personalmente he de confesaros mi ignorancia sobre lo ocurrido en Camboya en aquellos años. Fue la casualidad que diera con este libro y me aportara algo de luz sobre los tristes acontecimientos.

De una manera delicada, casi poética, Vaddey Ratner, escondida tras el personaje de Raami, nos trasmite su propia experiencia de lo vivido en esos terribles años en Camboya. Testigo directo de todas las atrocidades cometidas por los jemeres rojos rinde homenaje a su padre, único personaje real en la novela, quién le enseñó a descubrir la belleza donde todo parecía feo, convirtiendo el dolor, a través de las palabras, en un hermoso lirismo. Las maravillosas historias de la tradición camboyana que le refuerzan los deseos de saber le ayudarán a volar, a verse libre de ataduras físicas. La idea de que “cuando todo lo demás desaparece, el amor es lo único eterno”, será una constante a lo largo de la novela.

Raami, de siete años, afectada por la polio y miembro de la nobleza camboyana verá cómo su mundo de paz, amor y armonía familiar se desmorona cuando los jemeres rojos toman el poder tras la Revolución de 1975. Obligada toda la familia a salir precipitadamente de su ciudad, apenas con lo puesto, es trasladada al campo para ser reeducada en los nuevos valores comunistas de una Camboya Democrática donde todo lo relacionado con la tecnología, el progreso y la intelectualidad serán sospechoso de traición y condenado absurdamente a la destrucción y a la muerte. A pesar del intento por esconder sus orígenes reales y la condición intelectual de sus miembros, la familia sufrirá la división y la masacre. Sólo la poesía de su padre, el amor a la familia y las amables enseñanzas que perduran en su mente mantendrán a Raami en la esperanza de una vida mejor a pesar de la destrucción que le rodea.

Os animo a la lectura de este libro porque a pesar de no esconder la dureza de lo ocurrido, la autora lo arropa con belleza y esperanza. Es la belleza propia de la cultura oriental cargada de sensaciones, capaz de sacar luz donde solo hay oscuridad.

A mí me gustó mucho.

Páginas: 448




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