viernes, 23 de junio de 2023

Las gafas negras (John Dickson Carr)

John Dickson Carr (1906 -1977), escritor estadounidense de novela policiaca y de misterio, maestro de crímenes imposibles, no es nuevo en el blog. Hace justo un año, la misma editorial publicó El hombre hueco que encontraréis reseñado (os pongo el enlace para que accedáis a la reseña pinchando sobre el título).

Este autor pertenece a la Edad de Oro de este género en el mundo anglosajón entre los años veinte y cuarenta del pasado siglo. Ambientó la mayoría de sus historias en escenarios británicos y son famosos sus personajes detectivescos el inspector Elliot y el doctor Fell, que también aparecen en Las gafas negras.

En esta ocasión el inspector Elliot se encuentra a principios de otoño en Nápoles por razones de trabajo. Antes de regresar a Londres se toma un día de descanso para visitar Pompeya. Allí, un grupo de turistas ingleses compuesto por cinco hombres y una mujer joven llaman su atención. Todos llevan gafas oscuras, algo normal en un día de sol deslumbrante, pero el cambio de semblante de cada uno de ellos cuando están sobre los restos de la casa del envenenador de Pompeya no pasa desapercibido a un gran observador como es el inspector Elliot. De regreso a Inglaterra, es requerido para la investigación de un caso de muerte de un niño cuatro meses atrás por la ingesta de bombones envenenados en la población de Sodbury Cross, casualmente la población donde viven las seis personas del grupo de turistas y sobre los que recaen las sospechas del crimen, principalmente sobre la joven, la señorita Marjorie Wills. Pero este caso pasará a un segundo plano cuando, en el empeño por demostrar la falta de observación de los testigos en cualquier crimen, uno de los del grupo es asesinado ante la vista de tres de ellos.

Dickson plantea un crimen imposible y apela a la capacidad de observación del lector que se convierte, junto con los demás personajes, en espectador del asesinato.

El asesino es fundamentalmente un engañador, un ilusionista capaz de influir en la psicología de unos personajes que se perciben como maduros y con libertad de acción y elección. El autor plantea la tesis de que las personas perciben la realidad como una imagen distorsionada, según el punto de vista de cada uno, su natural proceder, condicionadas y sugestionadas por sus propias ideas.

Espero que disfrutéis del planteamiento de este misterio que alabó en su momento la mismísima Agatha Christie.

Páginas: 276




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