sábado, 6 de febrero de 2021

La calle (Ann Petry)

La semana pasada leí esta novela que, a pesar de haber sido escrita en 1946 y haber alcanzado el millón de ejemplares vendidos al poco de publicarse, todavía no había sido traducida al castellano. Un acierto por parte de Seix Barral. Ann Perry (1908-1997) fue la primera escritora afroamericana en conseguir un éxito tan rotundo con su primera novela. 

A pesar de pertenecer a una familia de luchadores por obtener un lugar en la sociedad americana de su tiempo y haber podido desenvolverse con libertad, Ann Perry era consciente de las injusticias sufridas por los de su raza en el país de las oportunidades, en el que todo hacía pensar que cualquiera podría conseguir realizar el sueño americano. Nacida en Connecticut, se trasladaría más tarde junto a su marido a la ciudad de Harlem, en Nueva York, un lugar de mayoría negra donde pudo ambientar su primera novela La calle.

Lutie Johnson es una mujer joven y hermosa, pero negra, un dato a tener en cuenta en el Nueva York de la década de los cuarenta del pasado siglo. Al acabar sus estudios en el instituto, Jim y ella se casan enamorados y llenos de ilusiones por crear su propio hogar y conseguir el sueño americano ahorrando y trabajando duro. No tardarán en descubrir un mundo cargado de adversidades para los de su raza y en especial para las mujeres negras. Cuando se le han cerrado todas las puertas laborales a Jim, Lutie decide trabajar como interna en una familia de blancos para poder seguir pagando la hipoteca de su casa y dar un futuro mejor a su hijo. Pero las largas ausencias de Lutie empujan a Jim primero al desánimo y después a la infidelidad. Defraudada, el niño y ella terminarán viviendo en un pequeño y destartalado apartamento en la calle Ciento dieciséis de Harlem, un barrio al norte de Manhattan de mayoría negra con escasas posibilidades de prosperar. El afán de Lutie por salir del barrio protegiendo su integridad y la de su hijo la llevará a obsesionarse con el ahorro y la necesidad de ganar dinero. Una obsesión que la empuja a superarse, pero que, en el mundo injusto en el que le ha tocado vivir, puede llegar a conducirla a la tragedia.

Ann Perry escribe una novela magistral, con una técnica impecable. Observadora de la realidad y deteniéndose en los detalles, da voz a una protagonista perfectamente dibujada para mostrar la cruel injusticia que se ha cebado a lo largo de los siglos sobre la población negra en Estados Unidos.

La calle viene a ser una alegoría del lugar al que se ven abocados los que no tienen nada. Tanto la calle, como las escaleras de incendio o los tejados, serán una prolongación del propio hogar para aquellos que buscan un espacio que no tienen y huyendo del que, teniéndolo, les ahoga. Lo que diferencia a negros y blancos es el dinero, eso es lo que marca la diferencia. Vistos como una amenaza, delincuentes por naturaleza, pocos serán los negros que puedan salir adelante y, éstos, siempre bajo la sospecha de la corrupción. Hacinados, amontonados, anulada su dignidad y corrompida su inocencia, siempre les rondará una tragedia de la que difícilmente podrán sustraerse. 

A pesar de la dureza de la situación, la autora no se rebaja a imágenes morbosas. Se limita a contar sólo lo imprescindible para mostrar la realidad de unos hechos luctuosos y que empujen al lector a implicarse.

Es quizá una de las primeras autoras en implantar el triller. La acción se desarrolla en ocasiones de manera trepidante manteniendo la tensión hasta el final. Espero que, como a mí, os resulte muy interesante su lectura.

Páginas: 464



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