jueves, 19 de noviembre de 2020

El miedo de los niños (Antonio Muñoz Molina)

Antonio Muñoz Molina (Úbeda, Jaén, 1956) es uno de los autores españoles actuales más laureados. Entre los premios recibidos están el Premio Príncipe de Asturias de las Letras, el Premio Planeta o el Premio Nacional de Literatura. Desde 1995 es miembro de la Real Academia Española. 

El miedo de los niños, una breve novela o cuento escrito en 2011, se ha vuelto a publicar de nuevo durante este mes de noviembre de 2020. Sitúa al lector en una época no demasiado lejana en la que los escolares podían disfrutar de las correrías y de los juegos en las calles, entretenidos en los intercambios de cromos o en el entrechocar de las canicas. Era un tiempo en el que todavía había vida en los pueblos, donde los niños iban a las escuelas y dejaban volar su imaginación contando historias que hacían temblar de miedo por gusto hasta alcanzar el límite del miedo de verdad. La fantasía de su imaginación y la emoción de la aventura les hacía miedosos y atrevidos a partes iguales.

Corre el año 1964 cuando Esteban y Benito, dos niños, habitantes del pequeño pueblo de Mágina, al igual que sus compañeros de escuela, disfrutan contando historias asombrosas sobre hombres tísicos que extraen la sangre de los niños para poder vivir. Son primos segundos, de la misma edad y muy unidos, casi como hermanos. Benito sufre una poliomielitis que hace de Estaban su apoyo constante. Juntos juegan a canicas, a cromos de toreros y futbolistas y comienzan a ir al cine de verano solos. En una de esas ocasiones, un hombre desconocido sentado junto a ellos, les incomoda físicamente. Los niños salen del cine inmediatamente guardando un silencio no pactado sobre ese incidente que les resulta extraño y reprobable. Poco tiempo después, diversas enfermedades de uno y otro, les obligan a estar durante unos meses separados. Cincuenta años después una carta dará explicación a Esteban del infortunio de su primo durante aquellos días lejanos.

Antonio Muñoz Molina escribe desde la memoria de una infancia vivida por él mismo. Añade una ficción que bien pudo haber sido cierta con otros protagonistas. La manera de relatar, perfectamente armonizada con el ambiente que describe, da vida a unos personajes creíbles que evocan una época de infancia e inocencia bajo la sombra siempre incomprensible de la maldad.

A pesar de dejar un regusto amargo y una sensación de impotencia, la sencillez de lo escrito desde la visión de un niño, no resta ternura a un relato magníficamente escrito.

Espero que os guste.

Páginas: 112


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