sábado, 12 de septiembre de 2020

La ciudad de la niebla (Pío Baroja)

Esta es una de las novelas que me gusta recomendaros de vez en cuando y que encontraréis con facilidad en las bibliotecas públicas.

De Pío Baroja ya os he recomendado algún libro en entradas anteriores, y lo seguiré haciendo. Perteneciente a la Generación del 98, es uno de los escritores que admiro desde el punto de vista literario, porque al igual que él, los autores miembros de esta generación destilan un pesimismo en sus obras, como consecuencia de la época que les tocó vivir, que puede resultar abrumador. La pérdida de las colonias americanas, la imagen lamentable que presenta España en esos años, el atraso económico, la injusticia social, la falta de educación, etc., lleva a un estado de apatía y desinterés generalizado en el grupo de intelectuales del que forma parte. Podría decirse que las ideas sobre el hombre y el mundo que se desprenden de sus obras se inscriben a la perfección en la línea del pesimismo existencial.

La ciudad de la niebla la escribió en 1909 donde cuenta las peripecias del doctor Aracil y de su hija, María, exiliados en Londres después del atentado perpetrado por un anarquista contra Alfonso XIII y Victoria Eugenia el día de su boda, el 31 de mayo de 1906 y en el que padre e hija se vieron implicados de forma involuntaria al darle asilo en su casa. Han tenido que huir de Madrid, donde vivían con todas las comodidades para instalarse en una ciudad donde encuentran un ambiente extraño y triste en el que deberán luchar para sobrevivir. El doctor Aracil prefiere casarse con la señora Rinaldi, una viuda sudamericana, vivir a costa de ella e irse a Argentina, mientras que María decide quedarse en Londres, luchar por ser independiente y buscarse camino ella sola en la dureza de la vida londinense. Sin embargo, cuando se enamora de Vladimir Ovolenski, un polaco revolucionario de gran atractivo, es posible que se vea obligada a desandar lo andado y volver a Madrid a costa de tener que dejar atrás todo lo conseguido. 

María Aracil la protagonista de la novela, mujer sencilla y transparente, responsable y juiciosa, es todo lo contrario que su padre. Pero a pesar de su buen juicio, de su buen hacer y de sus buenas ideas, Pío Baroja no le da tregua. Se impondrá el pesimismo del autor obligándola a claudicar en sus deseos de independencia dirigiéndola hacia una vida anodina y sometida.

Es posible que al leer esta reseña penséis que ante tanto pesimismo anunciado renunciáis a la novela. Espero que no sea así. Merece la pena por el estilo narrativo, por los personajes perfectamente perfilados, por el buen desarrollo de la trama y porque os muestra una realidad social de esa época. 

Páginas: 256



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