sábado, 2 de marzo de 2024

¿Quién tiene la culpa? (Aleksandr I. Herzen)

De Aleksandr I. Herzen (Moscú, 1812 – París, 1870), no había leído nada antes, ni sabía nada sobre él; pero esta novela publicada recientemente en España me ha fascinado, y ha despertado mi curiosidad para leer otras obras de este autor.

Herzen fue hijo de un noble y una joven alemana con la que nunca se casó. Esta circunstancia quedaría reflejada en las relaciones de los personajes de sus novelas. Contrario al zar fue detenido varias veces por sus manifiestos. Expulsado de su país viajó por Europa donde se postuló como socialista y, a la vez, crítico del socialismo. Esta novela que os presento ahora, y su obra en general, refleja de alguna manera sus propias vivencias. ¿Quién tiene la culpa? (1847) es su obra narrativa más notable.

El joven y tímido maestro Dmitri Iákovlich es contratado por el terrateniente Alekséi Abrámovich como preceptor para su hijo de trece años. Militar retirado, alto y obeso, Alekséi le pide a la vida lo suficiente como para sentirse satisfecho. Descuidado en su atuendo y demasiado exigente para quienes están a su servicio, forma con su esposa, una condesa venida a menos cuyos modales corren afines a los de su marido, una familia asentada en el tedio y el aburrimiento. En la casa también vive Liúbonka, una bella joven hija ilegítima del terrateniente y a la que su mujer acogió desde niña a su cuidado. Pronto entre Dmitri y Liúbonka surgirá un amor verdadero que les llevará a un matrimonio feliz. Sin embargo, en su hogar idílico, no podían sospechar que el destino les tenía preparado un grave obstáculo que años después dejaría su casa devastada. ¿De quién sería la culpa?

Herzen expone un cuadro costumbrista de la sociedad rural de la época de moralidad hipócrita, decadente, de enredos familiares y vicios socialmente aceptables. La fuerte división de estamentos sociales con el privilegio de unos pocos, provocaría posteriormente una insatisfacción generalizada que sería caldo de cultivo para que surgiera la revolución.

El narrador, cuyo interlocutor siempre es el lector, con idas y venidas en el tiempo para dar entrada a los distintos personajes, hace uso de una narración ágil, elegante, cargada de sarcasmo, fina ironía y sentido del humor.

Como suele ocurrir en la mayoría de novelas rusas, el uso de patronímicos dificulta en ocasiones la identificación del personaje, pero con un poco de atención estoy segura que disfrutaréis de la lectura. 

Páginas: 296


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por participar