sábado, 16 de marzo de 2024

Una pantera en el sótano (Amos Oz)

A pesar de ser Amos Oz uno de los autores premiados con el Príncipe de Asturias, no había tenido ocasión de leer ninguno de sus libros hasta ahora. Ha sido muy grato descubrirlo y gratísimo el poder disfrutar del uso que hace de las palabras con una maestría propia de los más grandes. 

Amos Oz (Jerusalén, 1939 ​- Tel Aviv, 2018), ​ registrado al nacer con el nombre Amos Klausner, fue un escritor, novelista y periodista israelí, considerado como uno de los más importantes escritores contemporáneos en hebreo.

Por su trayectoria literaria obtuvo el Premio Israel de Literatura (1988), el Premio Goethe de Literatura (2005), el Premio Príncipe de Asturias de las Letras (2007), y fue candidato varios años consecutivos al Premio Nobel de Literatura. Fue uno de los fundadores del movimiento pacifista israelí Shalom Ajshav (Paz Ahora).

Sus padres, polaco y ucraniana respectivamente, llegaron a Jerusalén en 1933 bajo el Mandato Británico de Palestina. Un hecho que relata en Una pantera en el sótano, una visión muy personal de sus vivencias siendo un niño de once años durante la última etapa de los británicos en Jerusalén.

Amos Oz, en esta novela publicada por primera vez en 1995, rememora sus recuerdos de infancia y vuelve a ser un niño que junto con otros dos amigos de juegos organiza una banda de espías para salvar a su país de los ataques enemigos. En su imaginación se ve un héroe conspirador que consigue sacar información a los ingleses al entablar una relación con un sargento británico con el que intercambia conocimientos de idioma. Sin embargo, sus camaradas consideran esa amistad con el enemigo como de alta traición. Además, “amar al enemigo es batir el récord de las traiciones”. Surge entonces un diálogo interior en el que el niño Amos Oz hará numerosas digresiones sobre la traición, quién es traidor realmente y cuándo se sabe ciertamente que lo es.

En estos recuerdos aparece su familia, su barrio, sus intereses, las luchas políticas del pueblo judío, los toques de queda, la enemistad innata con británicos y palestinos, etc.

Auténtico maestro de las palabras, Amos Oz juega con ellas trasmitiendo una gran riqueza expresiva. La ironía y el sarcasmo son recursos que, junto a la ternura de la visión inocente del niño, muestra una realidad compleja, y el pasado reciente de un pueblo siempre perseguido y cargado de amargura.

Os animo a leerlo y espero que podáis disfrutar con su lectura. 

Páginas: 240




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