Grace Davitt es una niña de siete años que vive con sus padres en Vermont. Su madre, dedicada al cuidado de las aves, tiene una manera muy peculiar de contar historias y relacionarlas con la realidad que les circunda. Grace aprende así sobre el origen del universo, la existencia de un monstruo en el lago próximo a su casa o la extinción de los dinosaurios. La imaginación de la madre no deja de elaborar historias increíbles que influyen en la suya. Una información que Grace considera importante es que las piedras, los mares, el metal y las cuevas son cosas que quedarán al fin del mundo cuando la humanidad ya haya desaparecido. La experiencia de haber vivido en África, de haber perdido a su primera hija o haber entrado en contacto con otras culturas llevan a su madre a un confusionismo imaginativo respecto a la fe contrarrestada por la incredulidad de su padre, racional y ateo. Grace, con su corta edad, percibe todo esto. Es una niña observadora y toma la distancia propia de una narradora precoz para contar la historia de su familia que es su propia historia.
Jenny Offill crea una protagonista-narradora muy bien construida en la que se refleja la inocencia, la sabiduría, la credulidad, la imaginación y la afectividad propia de una niña inteligente de siete años con una prosa fluida y sencilla. En su simplicidad, pero con una gran capacidad de observación, Grace es capaz de percibir la fragilidad de los mayores, que algo no va bien y que no seguir cánones establecidos no siempre es divertido.
A pesar de protagonizarla una niña, la novela va dirigida a un público adulto. La autora invita a una reflexión sobre el peso de las enfermedades mentales difíciles de detectar en el propio ámbito familiar y las consecuencias para todos los implicados, especialmente en los niños.
Espero que esta primera novela, bien escrita y con corrección en las formas os resulte interesante.
Páginas: 304