viernes, 14 de septiembre de 2018

La reina sin nombre (María Gudín)

Ordenando algunos libros he vuelto a toparme con éste que leí hace unos años y que pienso os podría gustar. Primera novela de María Gudín obtuvo un éxito que quizá no alcanzaron otras de sus obras posteriores, posiblemente porque La reina sin nombre sorprendió no sólo por su argumento bien elaborado y con la extensión justa, sino por la época histórica en la que se desarrolla la trama, poco conocida, y con la que la autora logró despertar la curiosidad de los lectores.

En el siglo VI, época perteneciente a la denominada Alta Edad Media, una niña huérfana es acogida por la tribu de los albiones, al norte de Hispania, quienes le ponen el nombre de Jana. Bajo el cuidado del druida Enol, pronto aprenderá todos los secretos en el arte de la sanación, convirtiéndose en una joven inteligente y hermosa en la que pondrá los ojos el rey Aster, el gran y único amor de Jana. Sin embargo, la felicidad les será esquiva cuando se descubre que la muchacha es de ascendencia real y perteneciente a los godos, pueblo que no está dispuesto a renunciar a ella. Hija del rey Amalarico y nieta del rey franco Clodoveo, deberá casarse con Leovigildo. Será madre del futuro santo Hermenegildo y de su hermano Recaredo quien, apartándose del arrianismo, llevaría de nuevo a la fe cristiana ortodoxa al reino de España al alcanzar el trono tras la muerte de su padre.

Ambientada en la segunda mitad del siglo VI, y con muy pocas fuentes históricas a las que acudir, María Gudín intenta una cuidada reconstrucción de la época. La mayoría de los personajes son ficticios, pero con los reales la autora se maneja en términos de veracidad y de manera respetuosa.

La historia se inicia en los pueblos celtas del norte de Hispania que habían conseguido resistir a la dominación romana y procuraban evitar la invasión visigoda con un éxito escaso. Trasladada la acción a las ciudades visigodas de Mérida y Toledo, se plasma con profusión de detalles tanto los diferentes aspectos geográficos de los pueblos de la época como de sus habitantes, muy bien caracterizados.

La novela, entretenida en la acción y en las vivencias de los protagonistas en sus relaciones personales, ocasionalmente intensas, aprovecha para evidenciar la implantación de la fe católica en la Península Ibérica.

Espero que os resulte un libro ameno e interesante.

Páginas: 462




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