viernes, 18 de mayo de 2018

El salón de baile (Anna Hope)

La novela que me dispongo a recomendaros ahora llamó enseguida mi atención porque, en contra de lo que cabía esperar, trae a colación el tema de la Eugenesia a principios del siglo XX en Londres, bastante alejado del romance victoriano que me había sugerido la portada.

Anna Hope, nació en Manchester. Formada en Arte Dramático en Londres, ha trabajado como actriz profesional en varias ocasiones. Dedicada posteriormente a la escritura, se inclinó por la ficción histórica, obteniendo con su primera novela reconocimiento de crítica y público. El salón de baile es su segunda novela inspirada en la historia de uno de sus tatarabuelos.

En 1911, Ella, una muchacha de condición humilde, trabaja como hilandera en condiciones infrahumanas en una fábrica del pueblo. Deseosa de ver la luz del sol un día decide romper uno de los sucios cristales de la ventana de la sala donde trabaja. Considerada su actitud, y su resistencia a ser detenida, como de una violencia propia de una demente, es internada en el manicomio Sharston situado junto a los páramos de Yorkshire. Tras un intento de fuga y un examen superficial por parte del doctor Charles, a la joven se le asignan algunas tareas y se le explican algunas reglas a las que deberá atenerse. Pronto conocerá a Clem, una hermosa joven, gran lectora y aparentemente sana que será la encargada de ponerla al día de lo que puede esperar de su estancia en el manicomio. Una de las actividades principales es el baile que organiza el doctor Charles todos los viernes a las seis de la tarde, al que pueden asistir tanto hombres como mujeres designados por su buen comportamiento. A pesar de su poco entusiasmo, Ella no tarda en ser elegida para asistir a uno de ellos. Allí conocerá a John, un paciente callado y taciturno, pero con el que de alguna manera cree haberse entendido. La íntima necesidad que ambos sienten por seguir en contacto no se limitará sólo a la posibilidad de los viernes, sino que comenzarán con una correspondencia clandestina que podría suponerles el aislamiento en caso de ser descubiertos, y puestos bajo sospecha del doctor Charles, un apasionado de la Eugenesia que no dudará en poner en práctica sus teorías sobre los que define como débiles mentales.

La historia contada con corrección se desarrolla a través de las actuaciones de los tres personajes principales, Ella, John y Charles, que se van alternando sucesivamente. La evolución de la personalidad de cada uno de ellos es continua, adecuándose a los modos de obrar y pensar que van desarrollando a lo largo de la novela.

La autora hace unas buenas descripciones de los diversos escenarios en los que se mueven los personajes facilitando una visualización de las actuaciones y las emociones humanas de quienes intervienen en la trama.

Anne Hope no escribe solo una historia de amor en una situación desesperada, lo que plantea es una realidad inquietante en una época de gran crisis económica, confusión social, grandes descubrimientos científicos y nuevas teorías apoyadas en valores morales débiles.

Con un trabajo de investigación previo, la autora habla de los apoyos que la ideología de la Eugenesia, derivada del darwinismo, tuvo en Inglaterra y en Estados Unidos entre la clase política, incluido Churchill cuando era Secretario de Interior, y buena parte de la comunidad científica. Datos habitualmente silenciados una vez visto el horror que dicha ideología trajo consigo cuando fue implantada por el nazismo.

No quiero terminar sin hacer una observación sobre las páginas 356 y 357 en las que la autora se detiene en detallar un intento de esterilación masculina. Quizá a alguno de vosotros os pueda resultar molesto, en cuyo caso podréis saltarlo sin por ello perder el hilo del relato, pero el hecho está bien contextualizado y tiene que ver con el carácter psicológicamente exaltado de uno de los protagonista.

Espero que os resulte interesante.

Páginas: 340

jueves, 3 de mayo de 2018

Ni de Eva ni de Adán; Nostalgia feliz (Amélie Nothomb)


Amélie Nothomb no es nueva en este blog. Ya os he comentado en otras entradas de esta autora mi afición a algunas de sus novelas. Su humor ácido y la capacidad de hacer una aventura de lo más cotidiano o anodino me resultan especialmente atractivos.

He querido proponeros estas dos novelas juntas porque la segunda puede ser continuidad de la primera, o más bien su explicación, o una especie de redención de la autora ante su inexplicable actuación en Ni de Eva ni de Adán.

Como suele ser habitual en las obras de Amélie Nothomb, estas dos también tienen tintes autobiográficos. Hija del embajador de Bélgica en Japón, Amélie nace en el país nipón en 1967. A los cinco años un nuevo destino de su padre la obliga a abandonar el maravilloso país de su infancia al que siempre querrá regresar. En enero de 1989, consigue volver con el afán de retomar el idioma y poder trabajar en una importante empresa japonesa, experiencia que más tarde le proporcionará la trama de Estupor y temblores, una novela que ya os propuse en su momento.

Una vez instalada en Tokio y hasta conseguir el trabajo deseado decide ofrecerse como profesora particular de francés para conseguir algunos ingresos adicionales. Así conoce a Rinri, un joven de veinte años de familia adinerada con el que al poco tiempo iniciará una relación amorosa. Durante dos años disfrutan de su mutua compañía hasta que la propuesta matrimonial por parte de Rinri determina su vuelta a Bruselas.

En esta novela, como en Nostalgia feliz, la autora narra con un estilo ágil, elegante y poético. Su admiración por la cultura japonesa la lleva a querer identificarse con lo más genuino del país hasta diluirse en él. No aparca su estilo humorístico, a veces exagerado, aunque en esta ocasión  es más elaborado, con numerosas referencias metaliterarias que despiertan el interés de la trama.

En La nostalgia feliz han trascurrido casi veinte años desde que Amélie dejara Japón por última vez. Sólo en una ocasión regresó para la presentación de uno de sus libros, en 1996. Pero tan solo pudo reunirse con Rinri durante unos momentos, los suficientes para que con un sólo gesto todo quedase claro entre ambos. Ahora Amélie ya es una escritora famosa residente en París. Una cadena de TV francesa quiere rodar un documental donde se recojan las impresiones de un reencuentro entre Japón y la conocida autora.  Aprovecha la ocasión para adentrarse en una trama en la que Amélie Nothomb vuelca su intimidad, sus emociones, con giros originales y humorísticos que quitan dramatismo, pero sin restar sensibilidad. Los reencuentros con personas y lugares que fueron claves en momentos cruciales de su vida están rodeados de una sobria ternura que despierta las simpatías del lector.

Como os indicaba al principio os recomiendo que leáis los dos libros seguidos para entender mejor la intención de la autora. Los dos tienen un marcado cariz autobiográfico en los que Amélie Nothomb permite que se la conozca de una manera más cercana que en otros de sus libros.

Espero que disfrutéis con su lectura.

Páginas Ni de Eva ni de Adán: 173

Páginas La nostalgia feliz: 144


miércoles, 2 de mayo de 2018

El fragor del día (Elizabeth Bowen)


Junto con La muerte del corazón, ésta que os recomiendo ahora, El fragor del día, es sin duda la novela más destacada de Elizabeth Bowen.

En septiembre de 1942, Stella Rodney, no solo se encuentra inmersa en el fuego londinense de una guerra ya demasiado larga y con un final que se promete todavía lejano, sino dentro de una batalla interior, en conflicto de sentimientos e intereses consigo misma. Habiendo quedado viuda muy joven y con un hijo que no llegó a conocer a su padre, arrastra un pasado deshonesto que no ha querido nunca aclarar. Ahora, con el hijo en el frente y un amante bajo sospecha de traición, tendrá que vérselas con el perseguidor de éste quien quiere que sea ella quien corresponda a su irracional amor a cambio de silencio.

El cruce con otros personajes añadirá dramatismo a unas relaciones afectivas fruto de las circunstancias. La guerra que todo lo trasforma bajo la bruma de una luz irreal llevará a situaciones desesperadas. La angustia que provoca la soledad se hará más destructora que el hambre, engañado muchas veces con una taza de té y una cajetilla de cigarros. 

Elizabeth Bowen, con esta novela, traducida por primera vez al castellano en 2014 por la editorial Impedimenta, sorprende a los lectores por su ingenio. La compleja psicología de sus personajes define en ellos actitudes experimentadas por la propia autora. Con unos diálogos intensos, a veces dramáticos, casi teatrales, desarrollados en espacios reducidos, dan la imagen de estar actuando en un escenario. Los pequeños detalles sacados de lo cotidiano expresados con un gesto, una frase sin acabar, una mirada, etc., serán los que aporten la tensión mantenida a lo largo de toda la novela. La guerra como tal pasará a ocupar un segundo plano cobrando protagonismo la batalla dialéctica entre los personajes implicados. 

Sin terminar de completar el cuadro, Bowen deja abierta la puerta a la imaginación del lector. Las palabras, la mayoría de las veces dichas de forma desapasionada, y aún sin terminar de decir lo que se pretende, se hacen de una elocuencia poética.

Espero que os dejéis sorprender por esta magnífica novela.

Páginas: 352


el último septiembre (Elizabeth Bowen)

Hace tiempo os recomendé un libro de esta misma autora (La muerte del corazón), quien ha sido considerada como una de las grandes  escritoras en lengua inglesa del siglo XX.

De una gran calidad literaria, merece la pena leer la obra de Elizabeth Bowen y por ello me dispongo a recomendaros dos títulos  más: El último septiembre y El fragor del día.

Hace tiempo que leí estas novelas, pero ha sido ahora, releyendo unas notas sobre la autora, que me vinieron a la memoria y enseguida quise haceros partícipes de ellas para animaros a leerlas.

En el último septiembre, la historia, que trascurre en Irlanda durante el verano de 1920, es un intento ciego por mantener una vida social convencional entre la aristocracia provinciana de la isla en un escenario de guerra de guerrillas entre los irlandeses que luchaban por la libertad y las tropas británicas acuarteladas en el territorio. Los personajes implicados prefieren ignorar secuestros, incendios o emboscadas. Las preocupaciones girarán en torno a los partidos de tenis, los bailes, los invitados y el afán de las jóvenes casaderas por encontrar novio como plan de futuro.

Bowen escribe, en la que fue su segunda novela, sobre su propia experiencia de lo vivido en una época y un tiempo ya terminado y que para un lector actual resulta, cuando menos, asombroso. La misma autora insiste en el postfacio que aunque la historia resulte increíble, o bien inhumana, realmente fue así como ocurrió, quizá como manera natural de autodefensa. En un ambiente bélico, la frivolidad, la lasitud y el aburrimiento no consiguen ocultar el dramatismo personal de cada uno de los protagonistas implicados. A modo de escenas teatrales los personajes se mueven en planos cortos, intimistas, irreales en cuanto que escenario y protagonistas parecen pertenecer a dos realidades completamente diferentes.

Los diálogos vienen a ser pequeños fragmentos de conversación anudados unos a otros. Las frases quedarán cortadas cuando rozan el compromiso de quien habla no logrando alcanzar la completa interacción con el interlocutor. Sin embargo, Bowen, con todos estos elementos, en un alarde de maestría, consigue a través de esas frases cortadas, de insinuaciones, de gestos llenos de intención, etc., la creación de unos personajes muy bien perfilados con sus contradicciones, deseos, ambiciones e intereses, que pese a todo no podrán sustraerse del drama que les rodea.

Espero que haya podido despertar vuestro interés y disfrutéis con su lectura.

Páginas: 336