Sus personajes son seres solitarios en un mundo de deseos, mentiras, incertidumbre, miedo, superstición, cierto sentido de lo religioso, etc. En general, arrastran una vida que se inclina hacia el vicio mientras anhelan en lo más profundo una paz y un amor compartido que se les presenta esquivos ante la imposibilidad de elegir el bien por culpa propia.
En esta ocasión, el protagonista, Lord Doyle, en realidad no es nadie. El título de lord se le supone al ver la liberalidad con la que hace uso del dinero en los casinos de Macao en los que juega vestido como un gentilhomme. Su supuesta fortuna fluctúa cada día al vaivén de una suerte en la que Dao-Ming, una misteriosa prostituta con la que coincide casualmente una noche, va a tener mucho que ver. En realidad, su afición al juego empezó mucho antes cuando, siendo abogado contratado de un importante bufete de Londres, consiguió la confianza de viudas ricas a las que administraba sus fortunas. Lo que empezaron siendo pequeños hurtos, que posteriormente perdía en las mesas de juego, terminó llevándole a quedarse con el dinero de una de sus clientas. Huido de la justicia inglesa, se estableció en Macao, el centro neurálgico del dinero y el vicio en Asia. Su adición al juego le ha llevado a una situación anímica en el que el placer de ganar o perder tiene tal perversión que resulta completamente indiferente ya sea una cosa u otra, mientras el filo de la navaja se dispone a cortar el último hilo que le salve de la ruina y evite la deportación.
Lawrence Osborne escribe una novela inquietante, muy bien escrita, con una calidad infrecuente en escritores actuales. Con ella consigue adentrar al lector en la psicología de un personaje complejo, pero muy real que en ciertos aspectos lleva a recordar al protagonista de la famosa novela El jugador de Dostoïevski.
En esta ocasión, el protagonista, Lord Doyle, en realidad no es nadie. El título de lord se le supone al ver la liberalidad con la que hace uso del dinero en los casinos de Macao en los que juega vestido como un gentilhomme. Su supuesta fortuna fluctúa cada día al vaivén de una suerte en la que Dao-Ming, una misteriosa prostituta con la que coincide casualmente una noche, va a tener mucho que ver. En realidad, su afición al juego empezó mucho antes cuando, siendo abogado contratado de un importante bufete de Londres, consiguió la confianza de viudas ricas a las que administraba sus fortunas. Lo que empezaron siendo pequeños hurtos, que posteriormente perdía en las mesas de juego, terminó llevándole a quedarse con el dinero de una de sus clientas. Huido de la justicia inglesa, se estableció en Macao, el centro neurálgico del dinero y el vicio en Asia. Su adición al juego le ha llevado a una situación anímica en el que el placer de ganar o perder tiene tal perversión que resulta completamente indiferente ya sea una cosa u otra, mientras el filo de la navaja se dispone a cortar el último hilo que le salve de la ruina y evite la deportación.
Lawrence Osborne escribe una novela inquietante, muy bien escrita, con una calidad infrecuente en escritores actuales. Con ella consigue adentrar al lector en la psicología de un personaje complejo, pero muy real que en ciertos aspectos lleva a recordar al protagonista de la famosa novela El jugador de Dostoïevski.
Espero que os guste y os resulte interesante.
Páginas: 224
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