miércoles, 14 de julio de 2021

El árbol del jengibre (Oswald Wynd)

Es gratificante descubrir escritores de los que nunca antes se ha oído hablar, sobre todo cuando son de tan alta calidad como el que os presento en este momento y cuya novela más conocida se ha publicado recientemente en castellano.

Oswald Wynd, hijo de misioneros escoceses, nació en 1913 en Tokio. Se educó en escuelas de Japón y dominó tanto el inglés como el japonés. En 1932 regresó con sus padres a Escocia y estudió en la Universidad de Edimburgo. Durante la Segunda Guerra Mundial fue comisionado en el Cuerpo de Inteligencia y enviado a Malaya por su habilidad lingüística. Fue capturado y pasó más de tres años como prisionero de guerra en Hokkaido, Japón. Durante su último año como prisionero de guerra, Wynd comenzó a escribir su primera novela a la que siguieron otras a su regreso a Escocia. La más conocida El árbol de jengibre, escrita en 1977, fue adaptada a una miniserie televisada por la BBC en 1989. Oswald Wynd falleció en 1998 en Dundee, Escocia.

En 1903, y a punto de cumplir veinte años, Mary Mackenzie, escocesa y presbiteriana, se traslada en barco hasta Pekín donde se encuentra destinado su prometido, un joven militar anglicano y un buen partido según el criterio de su madre y de cuantos la conocen. Tras un viaje no exento de dificultades de varias semanas en el que conocerá a algunas personas que le influirán de una u otra manera, consigue llegar a su destino. Al poco tiempo contraerá matrimonio y se trasladará con su esposo a una casa desangelada que anteriormente habían ocupado los alemanes. Mary intenta acostumbrarse a las costumbres del país, pero la relación con su marido pronto la decepciona, sobre todo cuando al dar a luz una niña él se siente defraudado. Las relaciones sociales se reducen a reuniones y recepciones con otros británicos, o altos cargos destinados en China. En una de ellas conoce a un conde japonés, militar al mando del ejército de su país con el que inesperadamente comenzará una breve relación amorosa de la que se quedará embarazada. Asumiendo las consecuencias, acepta ser abandonada por su esposo, la pérdida de su hija y el desprecio de su propia madre, sabiendo que su papel ahora podría ser el de una concubina. Con el poco dinero que tiene de su dote se traslada a Japón, país en el que llegará a vivir cuarenta años y que tomará como propio a pesar de todas las vicisitudes por las que tendría que pasar.

Oswald Wynd consigue crear un personaje femenino que va evolucionando en el tiempo, perfectamente perfilado, ajeno al autor, con personalidad e historia propias volcadas en su diario y las cartas que va escribiendo a lo largo de la novela.

Lejos de dar la impresión de ser una mujer fuerte, segura de sí misma, sólida, y cuantas cualidades se le quieran añadir a quien el autor empuja a vivir una aventura épica, podría decirse de ella que es la antiheroína y, sin embargo, capaz de aceptar las consecuencias de sus actuaciones, con responsabilidad, sin culpar a otros de sus propias decisiones, y asumiendo el papel que le corresponde en la historia de la que es protagonista. A pesar de que su vida pueda resultar cuestionable en algunos términos, la engrandece una actitud que siempre mira hacia adelante. 

Las alusiones a la política británica de colonización, hechos históricos, etc., están muy bien traídos en relación con la historia personal de la protagonista.

Apenas hay manifestaciones afectuosas, propio de la austera sensibilidad de la época y unas costumbres orientales poco expresivas. Sin embargo, el autor deja entrever un corazón anhelante de amor y ternura de una mujer definitivamente sola y escasamente amada.

Espero que os guste.

Páginas: 360




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