domingo, 7 de mayo de 2017

La casa del almendro (Laura McVeigh)

Es raro que una primera novela llegue al público con facilidad, pero pienso que Laura McVeigh lo ha conseguido.

Norirlandesa de nacimiento, Laura McVeigh, experimentó siendo niña durante la década de los ochenta del siglo XX cómo había gente en su propio país empeñada en crear problemas.

Mujer comprometida, ha trabajado en cooperación internacional, en la defensa de los derechos humanos, especialmente de la educación de las niñas y como directora ejecutiva de PEN internacional, la asociación global de escritores que lucha por la libertad de expresión. El desarrollo laboral en este campo, los viajes por Afganistán, Asia Central y Rusia, y la experiencia personal de un conflicto armado en su país, llevó a Laura McVeigh a dar protagonismo a una niña que como ella no podía comprender porqué le resultaba tan difícil a la gente vivir en paz.

La casa del almendro cuenta la historia de una familia afgana procedente de Kabul que ha decidido hacer del Expreso Transiberiano su hogar provisional hasta conseguir un lugar donde instalarse. Los padres, afines al comunismo, y sus seis hijos llevan huyendo desde que los rusos abandonaron el país y un nuevo régimen político se instaló en el poder. Samar, una jovencita de quince años, ocupa el cuarto lugar entre los hijos. Gran lectora, su mejor compañía en ese interminable viaje es Anna Karenina de Leon Tolstoi. Pero es Napoleón, el revisor del tren, quien la anima a escribir y contar su vida, la de toda la familia, desde el día que, con apenas cinco años, tuvo que abandonar su casa con un hermoso almendro y dirigirse hacia las montañas donde vivían los abuelos paternos. Allí pasarían años a la espera de poder salir e instalarse en un lugar más próspero para todos ellos, pero la llegada de los talibanes sería un nuevo revés para la familia.

Samar será la narradora de una historia llena de incógnitas de las que se vale la autora para mantener la tensión y el interés del lector consiguiendo sorprenderle con un final magnífico. Sin dar lugar a demasiadas imágenes violentas, la autora, a través de la visión de una niña, expone la realidad de un país destrozado por la ambición y la desfachatez de hombres ignorantes y crueles. En contraste, Samar se aferrará a la familia, a la vida y a la esperanza. Aunque haya cosas que no entienda, aunque tenga que resolver por sí misma alguna duda en relación a la vida de sus padres que la inquieta, su opción siempre será amar. Invocar a la familia será la fuerza que la mantenga viva. Su imaginación no permitirá que se aparten de su lado, los necesita a todos para mantenerse firme en sus decisiones y dar razón de su existencia. La fuerza imaginativa de Samar y su madurez psicológica se irán desvelando a lo largo de la novela.

Quizá o desconcertéis en algún momento durante el desarrollo de la trama, pero la autora se reserva un final perfecto. Espero que os guste.

Páginas: 288





No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por participar