miércoles, 17 de agosto de 2016

La mujer de la libreta roja (Antoine Laurain)



Antoine Laurain es un escritor francés nacido en París a principios de los 70. En 2014 escribió La Femme au carnet rouge, con muy buena acogida entre los lectores franceses. Recientemente ha sido traducida a quince idiomas y la editorial Salamandra la ha publicado en castellano bajo el título de La mujer de la libreta roja.

La comencé a leer hace un par de semanas con cierto recelo sin motivo aparente y he de deciros que me sorprendió gratamente.

La historia comienza cuando Laure se dispone a entrar al portal de su casa y es sorprendida por un ladrón que le arrebata el bolso después de haberle dado un fuerte golpe en la cabeza por el forcejeo. Desprovista de documentación, teléfono móvil y dinero, y confiando en la benevolencia de los empleados del hotel situado frente al edificio, se dispone a pasar allí la noche. Ya al mediodía y alertados por no dar señales de vida, uno de los recepcionistas decide entrar en la habitación donde encuentra a Laure inconsciente. Esa misma mañana, Laurent, el dueño de la librería Le Cahier Rouge, ve encima de la tapa de un cubo un bolso de mujer con objetos personales pero sin ningún tipo de documentación. Entre ellos se encuentra una libreta de color rojo donde la supuesta propietaria ha escrito sus miedos y sus gustos a modo de reflexiones rápidas en frases cortas que vienen a ser la llave de su intimidad. Llevado por la curiosidad y movido por un impulso irresistible e inexplicable por saber quién puede ser su dueña, Laurent se dispone a actuar como un detective aficionado hasta descubrir de quién se trata apoyado simplemente en los pequeños objetos que contiene el bolso. La situación llega a ser tan comprometida para él que las consecuencias vendrán a ser completamente imprevisibles.

La novela está repleta de pequeños detalles y primeros planos que dan como resultado una historia cercana y llena de vida a pesar de desenvolverse con sencillez. La descripción de las calles muestran un París pleno de luz, atemporal, como si permaneciese en una eterna primavera a pesar del cambio de las estaciones y abierta a toda suerte de posibilidades. El lenguaje, muy depurado, es directo consiguiendo mostrar la initimidad de cada uno de los personajes.

Cuando terminé la novela,  la primera sensación que tuve fue la de haber leído algo bello.

Espero que vosotros también podáis disfrutar con su lectura.

Páginas: 160



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