viernes, 10 de mayo de 2024

La estatua de sal (Albert Memmi)

Albert Memmi (Túnez, 1920 – París, 2020) fue un escritor y ensayista tunecino, hijo de un judío de ascendencia italiana, talabartero de profesión, y una mujer bereber analfabeta. La situación económica de unos padres pobres y con muchos hijos le llevaría a vivir con estrecheces durante la infancia y adolescencia, en un ambiente judío de costumbres ancestrales, anquilosadas y cargadas de superstición.

Siendo el mayor de ocho hermanos, sus estudios no eran una opción para tener en cuenta en la familia. A pesar de todo, logró educarse en la escuela y cultura francesa, referente para un país todavía colonizado, y continuar estudios superiores de filosofía en la Universidad de Argel y la Sorbona de París.

La estatua de sal fue su primera novela (1953), con tintes autobiográficos en busca de una identidad que se le mostraba esquiva, consecuencia del cruce de las tres culturas en las que había nacido en un tiempo terriblemente convulso.

Alexandre Benillouche Mordejai es el protagonista y narrador de la historia tras el que se esconde el propio autor. Tras la Segunda Guerra Mundial, y cuando todavía Túnez es colonia francesa, se somete a un examen con el que podrá convalidar sus estudios y reanudar su formación interrumpida por la guerra que le dará la opción de ejercer como profesor. Pero ante el papel en blanco, Alexandre decidirá ocupar esas horas en rellenar los folios escribiendo su historia: su infancia en un pobre cuarto del edificio del Callejón evocando los sabores, los colores, la calidez de un ambiente en el que las estrecheces económicas eran constantes; su despertar a la realidad familiar y la injusticia; sus rebeldías de adolescencia y juventud ante una religión y unas costumbres obtusas, supersticiosas y ancestrales; sus deseos de ser diferente, mejor, reconocido; su despertar al amor y a la iniciación sexual que le deja triste, decepcionado y solo; la convivencia siempre inestable con los musulmanes y cristianos; los pogromos y la guerra; y finalmente, la toma de conciencia de no pertenecer a ninguna parte.

Memmi escribe un magnífico relato de iniciación y aprendizaje en el que el protagonista va tomando conciencia de su propio destino. Incapaz de encontrar un lugar (“nativo en un país de colonización, judío en un universo antisemita, africano en un mundo donde triunfa Europa”), sin conseguir despegarse del todo de su pasado, quedará anímicamente atrapado como la mujer de Lot, sin la suficiente decisión para romper amarras y seguir adelante.

Espero que disfrutéis con esta novela.

Páginas: 368







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