jueves, 21 de octubre de 2021

Heatherley (Flora Thompson)

De esta autora, Flora Thompson (Oxfordshire, 1876 - Brixham, 1947), ya os hablé hace unas semanas al presentaros su Trilogía de Candleford. A ésta le siguió Heatherley, una secuela de la misma cuyo manuscrito finalizaría la autora en 1944, aunque no sería publivada hasta 1979. 

De nuevo, en esta ocasión, Heatherley hace referencia a una localidad ficticia en la que la protagonista (alter ego de la autora) vivirá su primera etapa de la edad adulta fuera de su querido Candleford y lejos de su familia para trabajar en una oficina de correos como telegrafista, oficio que aprendió y desempeñó en la ciudad próxima a su pueblo cuando terminó la etapa escolar. Ahora, cuando el siglo XIX se dispone a finalizar su recorrido, Laura ha cumplido veinte años. En esta centuria han sido cuantiosos los cambios económicos, sociales, religiosos y científicos. Todo hace indicar que el siglo XX vendrá cargado de nuevos inventos y prosperidad, sin sospechar las tragedias bélicas que se ciernen sobre una población en relativa calma. La guerra de los Boers tan solo se percibe como una hazaña romántica en manos de voluntariosos jóvenes dispuestos a defender y honrar a Inglaterra. Ajena todavía a todo lo que ha de venir, Laura tiene su interés centrado en el aroma del brezo, el color de las flores y las distintas personas con las que convive en un periodo relativamente breve, pero que dejará en ella recuerdos imborrables. 

Flora Thompson vuelve a deleitar al lector con la cadencia de su escritura, su amor por la naturaleza, el realce de la belleza en lo cotidiano y de todo aquello que aparentemente pudiera resultar anodino.

Sus novelas, y ésta no lo es menos, son un fiel reflejo de la Inglaterra rural victoriana y de la sociedad de su tiempo. Con sosiego, sin cambios de humor apreciables, la autora da vida a un personaje real, ella misma, que siente, vive y ama con lo que la vida le va ofreciendo. Es una aceptación de la realidad que, lejos de ser pasiva, nace de una profunda sensibilidad consiguiendo trasmitir a los lectores la certeza de que el mundo, a pesar de todo, es un lugar apacible en el que estar.

Espero que disfrutéis con la lectura.

Páginas: 240



jueves, 14 de octubre de 2021

La hiedra (Grazia Deledda)

Este magnífico libro explica por sí solo el merecido Premio Nobel que la autora obtuvo en 1926.

Grazia Deledda (Nuoro, 1871 - Roma, 1936), fue una escritora italiana nacida en la ciudad sarda de Nuoro, en Cerdeña, localidad en la que ambienta alguna de sus novelas. A pesar de este localismo se consideran de rango universal porque sus personajes, ubicados en un tiempo y en un lugar determinado, pueden considerarse atemporales, claros representantes de la condición humana. 

La hiedra fue publicada por primera vez en 1912.

Annesa fue acogida por la familia Decherchi con tan solo tres años. Sin padre ni madre, llegó de la mano de un desconocido que falleció en el camino hacia Nuoro dejando a la niña sola y abandonada. Rachele Decherchi, la madre de la familia, mujer devota y caritativa, la tomó bajo su protección cuidándola como a una hija, hasta que la muerte del esposo y la mala cabeza de Paulu, el hijo heredero, sumió a la familia, antaño perteneciente a la nobleza rural, en la mayor de las penurias, pasando Annesa a ocuparse del servicio de la casa. A esto había que añadir la avaricia de un viejo familiar asmático que vive con ellos y que no hace sino amargar la existencia a todos, especialmente a Annesa que, fiel a sus benefactores y enamorada de Paulu, sería capaz de cualquier cosa por sacarlos de la ruina.

En esta extraordinaria obra, la autora hace un estudio profundo de la psicología de los personajes enmarcándolos en la decadente sociedad de la nobleza rural corsa de finales del siglo XIX y principios del XX.

La hiedra viene a ser una alegoría de la dependencia de la protagonista con sus benefactores. Igual que aquélla necesita del árbol para estar viva, Annesa se verá en la obligación de mantener a salvo a los Decherchi como único modo de mantenerse ella misma con vida.

La ambientación del entorno, las costumbres y la naturaleza, las descripciones sobrias, el ritmo pausado de la narración, la teatralidad en los diálogos y la caracterización de los personajes, consiguen mantener la tensión y el dramatismo hasta el final. La autora logra crear unos personajes reales y atemporales. Los conflictos de conciencia provocados por la lucha entre la voluntad, la razón y los sentimientos los resuelve de una manera magistral sin apartarse de los cánones morales en el contexto geográfico e histórico de la época.

Por los temas que trata y la disyuntiva moral que plantea es un libro que os recomendaría para mantener un interesante diálogo en un Libro Forum. Espero que disfrutéis con su lectura.

Páginas: 288



lunes, 4 de octubre de 2021

Trás-os-montes (Julio Llamazares)

De Julio Llamazares ya he reseñado varios libros en este blog. Sin duda alguna, mi preferido es La lluvia amarilla

Su pluma austera, su observación del paisaje y de quienes lo habitan, o su empatía con cuanto le rodea, hace de él un buen guía de lo cotidiano para hacernos caer en la cuenta de cuanto no percibimos, distraídos en otras cosas.
 
Trás-os-montes, publicada por primera vez en 1998, fue reeditada en 2016 por la editorial Debolsillo, por lo que podréis encontrarla con facilidad en cualquier biblioteca pública. Se trata de la crónica de un viaje realizado por el autor al norte de Portugal donde todavía se conservan pueblos con algunas huellas dejadas por el antiguo esplendor del XIX, ahora decadentes y pobres. 

En aquellos años de finales de la década de los noventa, Julio Llamazares habla de unas tierras inhóspitas y atrasadas. Es posible que, casi veinticinco años después, haciendo el mismo viaje, nos encontráramos a alguno de estos pueblos recuperados para el turismo y con unas carreteras más transitables. Sin embargo, no es ésta la esencia del libro. El autor recorre esas tierras con el deseo de conocer paisajes, costumbres, tradiciones y cuantas cosas se presentan a sus ojos, siempre ávidos de curiosidad. Él es el visitante que mira, respeta y procura entender. Conversa con los habitantes de los distintos lugares, escucha, aprende.

Lejos de mostrarse como un erudito, Llamazares se inclina por la sencillez, por la conversación amable, la espontaneidad o el colorido tanto del paisaje como de las personas que le cuentan cosas y que se va encontrando a lo largo del viaje. Cercano a las gentes, busca el lirismo y lo grandioso que oculta todo lo humilde.

Espero que disfrutéis de su lectura.

Páginas: 368